Tuesday, September 20, 2005

Capitulo 5

Capitulo 5

Antes de irme a comer pensé en pasar por casa para ver si estaba alguno de mis compañeros para invitarlos. A veces me siento así de esplendido y generoso. Entonces caí en la cuenta de que no había conseguido contactar con César. Lo intenté llamar y nada, estaría follando. Aunque no suele apagar el móvil ni durmiendo, al fin y al cabo su “profesión” se mueve a través de llamadas de móviles y el suyo era una especie de teléfono de emergencia. Aunque a veces y sólo en ocasiones muy especiales César decidía apagar su móvil, o dármelo a mí para que le cogiera los recados. Sin duda significaba que estaba follando con una tía que le había costado conseguir. Solo entonces era capaz de descuidar su negocio un rato, eso sí, nunca por mucho rato, tampoco necesitaba mucho.

Ante la imposibilidad de poder contactar con César llegué a casa donde encontré a Irene y en cuando la vi se me quitaron las ganas de invitarla a comer. Estaba en la cocina haciendo algo para comer. Le encantaba cocinar cocidos y comidas pesadísimas, en enero está bien, pero en agosto es un suplicio. Nada más verme me dijo alegremente.

-Menos mal que has venido. Estoy haciendo una fabada y es una pena tener que congelarla entera.- lo que no entendía era por qué seguía cocinando cuando teníamos en el congelador la comida de los un últimos dos meses.

-Estoy buscando a César, ¿sabes si ha pasado por aquí?

-No, según parece se fue muy temprano.

-¿Lo has visto?

-No, pero hace diez minutos salió de su cuarto una chica, muy mona por cierto, demasiado alta para él. Me dijo que se había ido por la mañana temprano.

Quizás merezca la pena analizar toda la información que es capaz de dar Irene a la simple pregunta de ¿lo has visto? Me di la vuelta sin decirle nada y fui directo al cuarto de César. Cuando entré lo encontré todo revuelto, como lo suele tener él. Entonces pensé que había soñado todo lo que había pasado esa mañana, me sentía confuso y perdido. Recordé que había hecho una foto del cuarto. Fui directo a mi cuarto y lo encontré tal y como lo había dejado, destrozado. Mi cama seguía esparcida por toda la habitación. Me puse a buscar mi cámara. Finalmente la encontré junto al ordenador. La encendí y mire la última foto. Era del cuarto desordenado de César ¿Realmente había imaginado todo aquello? Entonces, casi por equivocación o por pura costumbre me puse a repasar el resto de las fotos que tenía en la memoria de la cámara. E inmediatamente después de ésta estaba la del cuarto de César ordenado. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso esa chica quería ocultarme algo haciéndome pensar que estaba loco? ¿Qué era lo que quería? Quizás podría encontrar alguna respuesta en la foto.

Encendí mi ordenador, enchufé la cámara y descargué las fotos. Luego busqué la del cuarto recogido y la amplié. No veía nada raro aparte del hecho de que estuviera recogido. La imprimí. Cogí el teléfono y llamé a César. Comunicaba. Con la copia impresa me fui al cuarto de César para ver qué había de raro. Había que reconocer que el cuarto estaba muy bien desordenado, tal y como lo hubiera hecho César. El suelo cubierto de ropa (no necesariamente usada), fotos y flyers por el suelo y la mesa, y lo más importante, la estantería de los discos intacta y ordenada. Si no fuera porque aún tenía la foto en la mano, hubiera dicho que era obra de César.

Pensé que sería alguna tía que se había follado la noche anterior y de la que no se acordaba por la mañana. Resignado, decidí dejar de imaginar misterios, asumí que era sólo causa de aburrimiento. Le eché un último vistazo a la foto y… ¿Qué era eso que había debajo de la cama? Me acerqué para comprobarlo. Ahora no había nada, pero en la foto había algo. Fui a comprobarlo en mi ordenador. Sin duda era ella, estaba escondida debajo de la cama. ¿Por qué se escondía de mí y no de Irene? Una persona racional lo hubiera hecho a la inversa seguro.

Desde ese momento tuve la sensación de que tenía algo que ver en todo eso ¿Qué era eso? ¿Por qué estaba buscando a César? Había pasado muchos días solo en casa ¿Por qué necesitaba encontrar a César? A partir de ese momento todo me parecía más raro que de costumbre.