Tuesday, September 20, 2005

Capitulo 3

Capitulo 3

Llegué media hora tarde y César no estaba. Conociéndolo estoy seguro de que llegó tarde y como vio que no estaba pensó que me había ido. Ese tipo de cosas nos pasan constantemente, puede que sean las drogas. Entré en la oficina de correos. Había dos dependientes y cuatro personas más. Los dos dependientes estaban atendiendo a una señora mayor que se quejaba porque no estaba en casa cuando pasó el cartero y ahora tenía que ir a recoger el paquete. La señora no paraba de gritar que quería hablar con el encargado, y los empleados intentaban explicarle que el encargado había acabado su turno, pero que podía volver a la mañana siguiente si quería. Me acerqué un momento al dependiente y le dije:

-Disculpe, ¿ha visto por aquí un chico de unos 25 años muy delgado y con aspecto de… ehh… de “bacala”?- me quedé sorprendido de la descripción. Había miles de tipos así en la ciudad.

La señora se dio la vuelta y me dijo:

-¿Qué le pasa? ¿No ve que este hombre está ocupado?, menuda educación.

Miré a la señora, hacia abajo, podía llegarme por la cintura perfectamente, respire profundamente y me tome un momento para contestar.

-Es sólo un segundo

-Como si son diez. Si quiere hablar con él tendrá que hacer cola.- dijo la señora.

Volví la cabeza hacía la cola. Y un chico joven me hizo un gesto con la cabeza como queriéndome decir “por favor, ¿te importaría darle una patada en el culo a esa puta vieja pasa y librarnos de esta tortura?”. Estuve tentado de hacerlo, pero me limité a mirar al dependiente y a decirle.

-¿Y bien?- la verdad es que es ese tipo de cosas que o se dicen con tacto o pueden sonar muy mal. La vieja me había puesto de mala leche, así que seguramente sonó muy mal. Lo intenté arreglar endulzando la voz.- Debió de pasar en la ultima media hora.- creo que me pasé endulzando.

La vieja se giró y con una horrible cara de asco que sus incontables arrugas acentuaban más, me dijo.

-Vete a la cola, marica.

Lo que le dije luego me salió de dentro.

-¿Por qué no se ha muerto usted ya? ¿Es que no ha jodido suficiente al resto del mundo?-la vieja se quedó clavada.

Se oyeron unas cuantas risas en la cola. Miré al dependiente que miraba al techo, asumiendo que eso significaba que la vieja iba a estar media hora más en la oficina.

-Dime algo mas concreto sobre tu amigo- me dijo.

-Seguramente tenía cara de no haber dormido en toda la noche.

-Creo que estuvo aquí hará media hora. Vino, cogió algo que tenía en una caja de seguridad y se fue. Ahora si me permite voy a terminar de atender a esta señora.

-Suerte- le dije- suerte a todos- dije en alto- que tenga un buen día señora- le dedique a mi nueva amiga.

-Gilipollas- me dijo ella. Recuerdo que cuando salía de la oficina pensé que era la segunda vez que me lo llamaban aquel día y solo llevaba una hora despierto.

Así que César tenía una caja de seguridad en la oficina de correos, está bien saberlo. Muy bien, en cualquier caso siempre podía llamarle al móvil, aunque esto pierde su encanto. Siempre me hubiera gustado ser un detective a lo Philip Marlow o a lo Maigret, buscando pistas y siguiéndolas implacablemente. Las nuevas tecnologías sin duda limitan la imaginación. En cualquier caso tenía el móvil apagado, estaría en el metro.

No comments: