Tuesday, September 20, 2005

Capitulo 2

Capitulo 2

Me levanté unas cuatro horas después. El sueño de los dinosaurios no había prosperado. Lo extraño es que no recuerdo el sueño que tuve, suelo acordarme siempre. Me levanté algo aturdido, no recordé lo que había pasado hasta que no vi como estaba mi cuarto. Lo cierto es que estaba más cabreado con mi madre que con César. En cualquier caso había perdido la mañana entera otra vez, así que tampoco iba a pagar hoy las facturas, ya que aunque los bancos no estaban cerrados yo necesitaba 2 horas para salir de casa. Es que siempre se me ocurren cosas que hacer justo antes de salir. Lo debo de haber heredado de mi madre. Ya he hablado dos veces de ella en el mismo párrafo, mi subconsciente me traiciona.

Así que el resto del día se presentaba lleno de posibilidades, solo necesitaba a César de mi parte. Me dirigí a su habitación, llamé a la puerta. Nadie contestaba. Mire el reloj, las 12:33 de la mañana. Entonces me pregunté ¿para qué llamo a la puerta si sé que no va contestarme? O está durmiendo o está con una tía. Así que me dije “voy a por mi cámara”. Me fui a mi cuarto y cogí la cámara digital que heredé de mi abuela, y que ella usaba para hacerle fotos a los desperfectos de sus pisos que nunca arreglaba, para poder quedarse con las fianzas de sus inquilinos.

Preparé la cámara, y como si fuera un cazador al acecho me acerqué lentamente a la puerta del cuarto de César. Me coloqué silenciosamente en posición. Y de un salto entré en el cuarto a la vez que apretaba el botón de la cámara apuntando hacia la cama. Todavía tengo la colección de fotos de las mujeres con las que se acostaba César. Luego miré el cuarto. Algo pasaba, algo muy extraño. El cuarto estaba recogido, yo diría que impecable. La cama hecha, la ropa en el armario, su mesa despejada y un sobre con mi nombre escrito a mano sobre la mesa. Cuando lo abrí encontré 400 euros y una nota que ponía “Alquiler de este mes”. Aquello sí que era extraño, él sólo pagaba 250 euros y además faltaban 6 días para el pago, y él solía tardar seis más en pagar. En cualquier caso el día había mejorado, tenía 400 euros en el bolsillo y absolutamente nada que hacer. Tenía que encontrar a César o me iba a aburrir mucho.

Encendí el móvil y enseguida llego un mensaje “Tío tengo un problema grave. Necesito tu ayuda, puede ser peligroso. 12:30 a.m. n oficina correos guzmán el bueno”, el mensaje fue enviado a las diez menos cuarto de la mañana. Ya llegaba diez minutos tarde, y ni siquiera me había duchado. Iba a tener que esperar un poco más, seguramente ya se lo imaginaba. Mientras me duchaba empecé a pensar que quizás César no estuviera de coña con el mensaje, no sé, tuve un mal presentimiento.

En salir de la ducha tardé segundos, en revolver mi cuarto para ver si encontraba algo medianamente limpio unos minutos. Vestirme y estar de camino 3 minutos más. 10 minutos en llegar.

Él ya no estaba allí…